LOS CRISTEROS DE LAS FLORES

Era tal aquella escena, que parecía irreal, cuerpos mutilados y heridos por todas partes de los campos y montes de aquella pacífica labor de tierras.

Las flores Javier Mora de Santos

Los hechos que a continuación se relatan son las memorias de Don Javier Mora De Santos originario de las Flores, Teocaltiche Jalisco. Don Javier nació en la comunidad de las flores para el año de 1957 y nos narra lo que sus familiares y vecinos de la comunidad vivieron durante el conflicto armado entre la iglesia católica y el gobierno  en los años  de 1926 a 1929 particularmente teniendo un notable conflicto en la zona conocida como los Altos de Jalisco.

La historia que nos cuenta don Javier inicia con lo que podemos decir un breve recorrido por lo que es la zona antes mencionada. Las flores es una comunidad rural pequeña ubicada en los cerros que se alzan entre las comunidades de Belén del refugio y los gavilanes de abajo y arriba. Su clima es semiárido y su principal actividad económica es la agricultura y la ganadería, siendo el maíz principal producto. De esto podemos decir que la gente que habitaba esta comarca principalmente eran campesinos quienes tenían y siguen teniendo un fuerte arraigo religioso.  En esta zona se ubicaba una casona vieja, de lo que era la antigua hacienda perteneciente a la distinguida familia Mora, siendo en esos años dueño el señor Don Francisco mora y su esposa mejor conocida como Chole.

Don francisco mora solía contarle a los más jóvenes de la comunidad, principalmente a sus nietos y amigos cada que visitaba aquellas  heticarías de tierra, pasando algunas semanas o meses de visita en aquella hacienda, en sus visita constaba las historias que él vivió durante este conflicto.

Cuenta don Javier que él tenía alrededor de unos 12 años cuando escuchó por primera vez aquellas asombrosas historias y a la vez terribles historias ocurridas en estos pacíficos llanos.  Contaba don Francisco que corrían aquellos años difíciles de conflicto cuando el ejército del gobierno pasó por aquellas tierras, siendo los locales quienes pusieron resistencia a las demandas de cerrar templos y renegar de la fe católica para poder dejar en paz esta población. Al ver que los campesinos ofrecían resistencia se desató una cruel y sangrienta batalla dejando heridos y muchas bajas de ambos bandos.

Era tal aquella escena, que parecía irreal, cuerpos mutilados y heridos por todas partes de los campos y montes de aquella pacífica labor de tierras.

Don francisco dice que los cuerpos de los caídos en batalla se contaban por decenas, todos se encontraban en lo que sirvió como campo de batalla cerca de donde actualmente se encuentra la cruz, que era en aquellos años parte de la hacienda de los Mora.  A todos esos hombres se les tuvo que dejar en la cueva que se encuentra a un costado de la cruz y que muchos otros fueron dejados en el lugar para ser comido por los coyotes durante la noche. A los siguientes días los vecinos de la comunidad fueron al lugar y aquel lugar estos llenos de cabezas cual si fueran calabazas tiradas en todo el lugar. Al escuchar esto don Javier cuenta que se ponía muy triste puesto que se miraba en los ojos de  Don francisco un terrible dolor y tristeza por lo ocurrido.

Aquellos hombres que defendieron su fe murieron luchando por sus convicciones y no se rindieron ni temieron puesto que en su mente y su corazón estaba aquella frase de ¡viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe! y que además lucharon por dar libertad religiosa a los suyos. Nos dice don Javier que son pocos los que ahora recuerdan aquella historia de los cristeros y que son principalmente los ancianos, los verdaderos ejidatarios de aquellas tierras los que mantienen en su memoria aquel trágico suceso.

Redacción de Lic. Daniel López López Cronista de la Señorial e histórica Ciudad de Teocaltiche 17 de Diciembre 2020

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