A los chichimecas les llamaron bárbaros. Los mexicas los veían como pueblos salvajes, sin ciudades ni templos, y por eso los nombraron así. Sin embargo, estos grupos terminaron convirtiéndose en la última gran resistencia contra la conquista española.
¿Quiénes eran realmente los chichimecas?
Lo primero que hay que saber es que «chichimecas» no se refiere a una sola etnia, sino a un conjunto diverso de pueblos nómadas y seminómadas que habitaron el norte de lo que hoy es México. Esta vasta región fue bautizada por la arqueóloga Beatriz Braniff como la Gran Chichimeca, una zona que incluía territorios actuales de Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y Coahuila.
En palabras de Braniff, ahí vivieron “gente con diferentes tipos de subsistencias: cultivadores, cazadores, recolectores, pescadores…”. Eran pueblos profundamente adaptados a un entorno duro, árido y muchas veces hostil. Y no solo sobrevivían: también desarrollaron formas complejas de estrategia, guerra y resistencia.
Se estima que estos pueblos comenzaron a ocupar esta región desde el año 1000 a.C., y su conocimiento del terreno les dio una gran ventaja al momento de enfrentar a los invasores.

La Guerra Chichimeca: el muro contra la conquista

Tras la caída de Tenochtitlán en 1521, los españoles pensaron que la conquista del resto del territorio sería cuestión de tiempo. Pero en el norte se toparon con los chichimecas, y ahí no hubo sumisión fácil. Durante décadas, estas tribus rechazaron el dominio español con ferocidad y conocimiento del terreno.
Los relatos coloniales, como los de Jiménez Moreno basados en Gil González Dávila, describen su brutalidad desde una mirada europea, acusándolos de “extremadamente crueles”. Se dice que, al capturar a sus enemigos, los desollaban parcialmente para fabricar coronas de cuero humano, y utilizaban los nervios como cordajes para sus armas. Más allá del juicio moral de los cronistas, estos relatos muestran la dimensión del conflicto.
Con el tiempo, sin embargo, la guerra y las enfermedades fueron mermando a los pueblos chichimecas. Algunos fueron exterminados, otros absorbidos, y con unos cuantos se firmaron pactos de paz. Hoy, en lugares como San Luis de la Paz, Guanajuato, sobreviven los últimos descendientes reconocidos de estos grupos.
¿Qué significa “chichimeca”?
El término proviene del náhuatl chichimecah, que puede interpretarse como “los del linaje del perro” o simplemente “perros sucios”. Era una forma despectiva en que los mexicas se referían a los pueblos del norte que no compartían su estilo de vida urbano y religioso. El nombre de la región, Chichimecatlalli, significa “la tierra de los chichimecas”.
Pero, más allá del insulto, estos pueblos se convirtieron en símbolo de resistencia. Entre los grupos considerados chichimecas se encuentran:

¿Qué lengua hablaban?
Los idiomas de estos pueblos eran diversos, pero algunos compartían raíces con lenguas otomangues, como el otomí, el pame, el mazahua, el matlatzinca y el ocuilteco.
En resumen
A los chichimecas los llamaron salvajes, pero su historia es mucho más compleja: eran pueblos libres, adaptables y profundamente conectados con su tierra. Fueron el muro que detuvo el avance español en el norte durante décadas. Y aunque hoy quedan pocos, su legado vive como símbolo de dignidad y resistencia.